Elaborada en la Abadía de Rocherfort en Namur, Bélgica, esta cerveza trapense tiene una larga historia, pero lo mejor es que se trata de un producto sumamente especial.
Fabricadas por monjes que siguen una tradición que lleva ya cientos de años, la gama Rochefort es una bebida distintiva.
Actualmente, goza de una gran popularidad. Sus tres estilos (Rochefort 6, 8 y 10, respectivamente), bastantes fuertes por cierto, le permiten solventar los gastos del monasterio.
Incluso, recientemente han construido una nueva sala de recepción para los fieles y de reuniones para los monjes. Todo esto gracias a la venta de sus cervezas.
Antecedentes
La Abadía de Rochefort fue fundada por unas monjas en el año 1230. Algunos creen que la producción de cerveza arrancó al poco tiempo.
Lo cierto es que hay registros de que a partir de finales del siglo XVI en el monasterio ya se elaboraba esta icónica bebida alcohólica.
Lamentablemente, la mayor parte de los archivos de la abadía se perdieron tras la Revolución Francesa, momento en el cual los monjes huyeron de su tempo.
Reconstrucción
Durante la Revolución Francesa el monasterio fue destruido casi por completo. Un sacerdote, Víctor Seny, adquirió los terrenos y reconstruyó el templo.
El Padre Anselmo llevaba varios años produciendo cerveza trapense en la Abadía de Achel y fue convocado por Seny para que empiece a trabajar allí.
Fue así que se retomó la producción en el monasterio. Durante muchos años, solo los monjes la consumían.
La calidad de la cerveza no los conformaba, por lo que a principios del siglo XX mandaron a un sacerdote -el Padre Dominique- a Lovaina para que aprendiera métodos que mejoren el producto.
En 1910, la cerveza de Rochefort se hace conocida en Bélgica porque es premiada en una exhibición llevada a cabo en Bruselas. Por aquel entonces, la única variedad era la Patersvaatje, una rubia muy suave (3,5% de alcohol).
Con el tiempo, se dejaría de elaborar porque los monjes siempre tuvieron una predilección por los estilos fuertes.
La gama Rochefort
En 1920 el monasterio producía, aproximadamente, 350 hectolitros de cerveza que se vendían rápido y muy bien.
La Segunda Guerra Mundial produjo algunos destrozos en la abadía y paró el crecimiento que las Rochefort estaban experimentando.
Con la ayuda de la cervecería trapense Chimay, la fábrica se pudo instalar en el mercado. En 1953 apareció Rochefort 6 y empieza a hacerse conocida en todo el país.
Se trata de una cerveza roja con un fuerte aroma a malta y un sabor ligeramente amargo. Tiene 7,5% de graduación alcohólica.
Las ganancias de Brasserie de Rochefort crecieron notablemente y el monasterio se pudo terminar de refaccionar (aún había secuelas de la guerra) y seguir agrandando la fábrica de cerveza.
Además, años más tarde saldría al mercado Rochefort 8 (color marrón, sabor afrutado y 9,2% de alcohol), que tuvo una excelente recepción.
La trilogía se completa en la década del ´80 con la aparición de la Rochefort 10, su cerveza más ambiciosa.
De color negro y alta graduación alcohólica (11,3%), se bebe con bastante facilidad gracias al uso de azúcar candi que equilibra muy bien el amargor.